1 Octubre, 2020
En las profundidades del Valle de Azapa, una linda flor -tal como dice su nombre en aymara-, se alza entre tierras fértiles y generosas. El jardín infantil Suma Panqarita emerge en el kilómetro 28, como un verdadero oasis de conocimiento para las primeras edades, para los niños que recién inician su vida escolar.
La mayoría de los párvulos que posee el establecimiento proviene de familias peruanas o bolivianas que llegaron a la zona atraídos por el trabajo agrícola. Son gente de esfuerzo y sacrificio, que prepara las siembras de sol a sol y cuya lengua nativa varía entre el aymara y el quechua.
Para preservar la importancia de ambas culturas en los pequeños estudiantes, la educadora del nivel Medio Heterogéneo Milena Flores, junto a dos especialistas en atención de párvulos, graban semanalmente cápsulas de videos que contienen palabras o frases en estas lenguas originarias. Estos son difundidos posteriormente a través de Whatsapp o Youtube para que las familias trabajen con los niños en sus hogares, considerando el momento que se vive producto de la pandemia por el covid-19.
Señal débil
Acceder al internet es un reto que debieron enfrentar. En medio del valle, muchas veces la señal es inestable, incluso, solo una empresa de telecomunicaciones llega hasta el lugar, por lo que no todos tienen acceso a la red. “Les dejamos el enlace a los papás para que ellos puedan acceder cuando quieran a los videos educativos en línea. En un comienzo, no sabíamos cuántos niños iban a tener acceso a internet, pero trabajamos con todas las estrategias para que ninguno se quede sin la recepción de material. También entregamos materiales y orientaciones a las familias, con experiencias para ser desarrolladas por ellos si es que no tienen internet o no entienden el español completamente”, contó Milena.
Con el apoyo constante de los padres y apoderados aymara y quechua hablantes, se ha logrado un rescate cultural que la comunidad valora. “Queremos que los niños mantengan su entorno cultural desde el jardín infantil”, añadió la educadora.
Indagación
La profesional de Suma Panqarita es una de las 76 participantes del Programa de Indagación para Primeras Edades (PIPE) que implementó el Programa Explora del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación que en Arica y Parinacota ejecuta la Universidad de Tarapacá.
El objetivo de este programa es aprovechar la curiosidad innata de niños entre 3 y 6 años para encantarles con los fenómenos del entorno natural y despertar en ellos el asombro y la capacidad de hacerse preguntas. Todo ello con el objetivo de desarrollar las habilidades necesarias para que los párvulos conozcan y comprendan el mundo que los rodea.
PIPE se compone así, de una serie de capacitaciones que van acompañadas de material educativo para los participantes, que pueden ser educadores de párvulos, técnicos y asistentes de la educación.
“Al principio, no sabíamos mucho de qué trataba el programa pero ha sido fascinante porque las capacitaciones abarcan muchas áreas. Permite la reflexión y cuestionarnos si podemos aplicarlo en aula y espero compartir lo aprendido con nuestras compañeras para que también ellas lo puedan utilizar”, añadió Milena.
Por su parte, el coordinador del programa PIPE de Explora Arica y Parinacota, Alan Quispe manifestó que “los talleres virtuales han sido orientados en facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje de las educadoras en tiempos totalmente adversos en su quehacer cotidiano. Con el tiempo han ido adquiriendo la idea de que la educación científica debe comenzar necesariamente en las edades iniciales, eso ya lo convierte en un logro para la Educación Parvularia”.